Escherichia albertii: Riesgo emergente para la Inocuidad Alimentaria

El pasado 9 de septiembre de este año la Autoridad Europea de Inocuidad Alimentaria (EFSA) publicó las “Actividades sobre riesgos emergentes en 2021”, en donde se indica que para esa fecha se identificaron ocho riesgos emergentes asociados a la inocuidad alimentaria dentro de ellos la bacteria productora de toxina Shiga, Escherichia albertii.

¿Qué es?

Es un patógeno zoonótico, anaerobio facultativo de bastones Gramnegativos, inmóvil, no formador de esporas que pertenece a la familia Enterobacteriaceae y a una de las cinco especies del género Escherichia. Fue descrito por primera vez el año 2003 y desde entonces, ha estado implicada en varios brotes, pero a menudo se identifica y clasifica erróneamente como E. coli, H. alvei, Shigella boydi serotipo 13, Salmonella entérica y Yersinia ruckeri debido a sus características fenotípicas y genéticas similares.

¿Por qué es de interés?

Las infecciones por E. albertii se presentan principalmente como diarrea acuosa, fiebre y dolor abdominal, y la mayoría de los casos se resuelven sin complicaciones.

Esta bacteria posee un fuerte arsenal de virulencia debido a que tiene la capacidad de sintetizar la toxina Shiga y la toxina distendida citoletal (cdt), además de contener múltiples subtipos de intimina, la responsable de la formación de lesiones de adhesión y borrado en las células del colon, como resultado de la adherencia intima del microorganismo a las células epiteliales.

Además, se ha observado que algunas cepas producen biofilms, que son comunidades de microorganismos adheridos a superficies sólidas, y de especial preocupación en su prevención en la industria. Esta característica común de los microorganismos tales como Listeria monocytogenes, Bacterias acéticas y ácido lácticas es que le confiere mayor resistencia y tolerancia para la protección frente a biocidas y programas de limpieza comúnmente utilizados.

Proyecciones futuras…

A pesar de que aún falta dilucidar por completo algunos aspectos de E. albertii (ej.: vías de transmisión, tasas de incidencia, etc.) para realizar una correcta evaluación de riesgos, los primeros indicios señalan que su probabilidad de infección se ve aumentada por las malas condiciones de higiene, especialmente durante la preparación de los alimentos, el consumo de carne cruda o mínimamente cocida, y el consumo de agua no tratada.

 

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